ALICIA
EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS
Cuento-Película-Juego-Sueño
Sara
Zusman de Arbiser.*
Todas las películas de “Alicia en el país de las maravillas” se basan en la
novela escrita por Lewis Carroll, seudónimo de Charles Dogson, hijo mayor de
una familia con 11 hijos, zurdo contrariado y tartamudo, que estudió
matemáticas en la Universidad de Oxford.
Fue Ordenador Diácono de la Iglesia anglicana y enseñó matemática a tres
generaciones de jóvenes en Oxford.
Pasó a la posteridad a través de sus dos famosos escritos: “Alicia en el País
de las maravillas” y “Alicia a través del espejo”. Como era un matemático le
dió mucha importancia a la lógica y que aplicó en esta novela a
situaciones graciosas.
¿Cómo nació esta historia? Se cuenta que Charles Dodgson se embarcó con tres
pequeñas amigas en una excursión río arriba. Ellas eran: Alicia Liddell de diez
años, su hermana menor Edith de ocho y Lorina de trece, que ya dejaba de ser
una niña. Alicia, a sus diez años, todavía lo era, pero muy pronto (¡demasiado
pronto!) dejaría de serlo, como le había ocurrido ya a su hermana mayor.
L. Carroll improvisa entonces un cuento para ellas y el relato permite muchas
lecturas posibles. Una de ellas es entenderlo como una referencia al momento (¡terrible
momento!) en que el niño, al dejar de serlo, comienza a penetrar en el
fascinante, misterioso y absurdo mundo de los adultos.
Esa tarde de verano, en el paseo en barca, el azar quiso que cada vez que L.
Carroll intentaba dejar de contar su improvisada historia, prometiendo «el
resto la próxima vez», las tres niñas, sus musas inspiradoras, exclamaban a
coro: «Ya es la próxima vez». Tal vez en esta burla acerca del tiempo se
encuentra el secreto de la aventura de Alicia en el país de las
maravillas y que se inicia con la caída de su protagonista por un agujero.
Y al llegar al fondo, el primer dilema que se le plantea es si beber o no de
ese frasco que hay encima de la mesa, si crecer o no crecer, es decir, si
hacerse o no hacerse adulta. Alicia bebe del frasco y ya crecida se
encuentra con el Conejo Blanco impecablemente vestido de caballero
victoriano. Por sus palabras se deduce que sufre de la gran enfermedad
del mundo moderno, la prisa ¡Es tarde! ¡Es ya muy tarde!, exclama una y otra vez
sin dejar de correr. Alicia se encuentra con un personaje que dramatiza ese
mundo de los adultos en el que todos siempre tienen prisa, justamente lo
contrario que le ocurría a L. Carroll, que podía pasarse horas y horas
«perdiendo el tiempo», charlando con sus jóvenes amigas en una tarde de
verano.
La novela se abre y se cierra con un marco realista: Alicia estaba aburrida con
su hermana y se quedó dormida. El autor introduce el primer personaje sin
avisarnos que se trata de un sueño sino que directamente aparece ese personaje
fantástico: “cuando de pronto pasó corriendo junto a ella un conejo blanco de
ojos rosados”. La alternancia y combinatoria de ese marco realista y los
personajes de ficción que van surgiendo dan la característica principal de esta
historia, que es el absurdo y el sin sentido de los sueños.
El escenario de la obra varía constantemente. Empieza en un pozo interminable,
continúa en un lugar en que se encuentra cerrada la salida - un océano de
lágrimas - la casa del conejo blanco - el bosque – el palacio de la reina - la
mesa de té de la liebre de marzo - el jardín - un campo de croquet y
termina en una sala de juicios.
El tiempo en esta historia tiene dos varas distintas: 1) el real que transcurre
en un corto rato, lo que duró la siesta de Alicia bajo un árbol.
2) el del sueño con el viaje por el país de las maravillas, este es un tiempo
que no se mide, no hay día ni noche y en la casa de la liebre la hora del
té es interminable.
L. Carroll creó un país absurdo, el país de los sueños. Para el público
infantil, este país absurdo los hace entrar a un mundo muy parecido al que
ellos crean con su imaginación, donde todo es posible, donde la vida es sueño y
el sueño realidad.
Psicoanalíticamente, podemos hacer un nexo entre cuento –juego –sueño. Son
intentos de elaborar la situación traumática que implica dejar la infancia y
pasar al mundo adulto.
Después de toda la experiencia en el país de las maravillas Alicia se despierta
en las últimas páginas de la novela. En la película de Tim Burton, el principio
y el final, el marco realista de la historia, tienen matices diferentes
que comentaré más adelante.
La obra fue escrita originariamente en inglés y por eso mucho de los juegos de
palabras se pierden en la traducción. Estos juegos se dan con términos
que se escriben un poco diferentes pero se pronuncian igual. Hay equívocos en
la conversación. Esto se ve varias veces a lo largo de la obra, por ejemplo, en
el diálogo de Alicia con la Reina de corazones. Alicia le dice: "¿Ya
sabe que la tierra tarda 24 hs. en dar una vuelta alrededor de su eje? (eje en
inglés es axis). La Reina le contesta: "Hablando de hachas (axes en
inglés) que le corten la cabeza".
Cuando conversa con el ratón, el ratón afirma que la suya es "una larga y
triste historia" (a long and a sad tale) pero Alicia entiende "una
larga y triste cola (a long and a sad tail). De esta confusión surge un poema.
Hay palabras desprovistas de sentido, por ejemplo adivinanzas sin solución que
le hace el sombrerero a Alicia. Es importante conocer la lengua y las
tradiciones inglesas para poder interpretar bien la obra y apreciar los juegos
lingüísticos. Desde el psicoanálisis conocemos que gran parte del
material con que se arman los sueños, tanto de niños como de adultos son los
juegos de palabras, que siempre se expresan en la lengua materna del
soñante.
L. Carroll también crea situaciones de humor a través del lenguaje por medio de
otros recursos. Por ejemplo, “ahogarse en el llanto”. Este uso del lenguaje
tiene sentido, porque los niños cuando lloran se suelen sentir como asfixiados.
Es una metáfora, que en el cuento y la película aparece concretamente como un
mar, en que Alicia cuando se vuelve pequeña corre peligro de ahogarse. “Estaba
ahogada en un mar de lágrimas”
Igualmente significativa es una escena en la que Alicia «crece» concretamente
dentro de la Casa del Conejo. ¡Qué angustia y qué asfixia siente la pobre niña
condenada a vivir entre las estrechas paredes del mundo de los mayores!
¡Y qué alegría, qué liberación, cuando consigue volver al tamaño de niña y
salir corriendo de la casa hacia el campo abierto!
L. Carroll se burla de las exigencias de educación que debían cumplir las
niñas. Por eso Alicia siempre está preocupada por conservar los buenos modales
y respetar las normas de educación. Así, en el capítulo del té de los locos,
Alicia le reprocha al Sombrerero y a la Liebre de Marzo sus malos modales.
La novela es una crítica solapada a la sociedad victoriana que L. Caroll
expresa a través de la locura o lo disparatado de muchos personajes, que como
están locos, el autor puede hacerles decir cosas que si no vinieran de un loco
serían censuradas. Se trata de una lúdica metáfora sobre nuestro mundo, visto a
través de los ojos de un chico.
El episodio más célebre de la historia de Alicia y que encontramos en
todas las películas que se han hecho: la de Disney, la de Tim Burton y otras,
es la merienda del Sombrerero y la Liebre. «El tiempo -le dice el Sombrerero a
Alicia- se ha detenido para siempre en las cinco... Aquí estamos siempre en la
hora del té.» ¿Se ha intentado alguna vez una definición tan brillante de lo
que es Inglaterra? De todas las convenciones sociales británicas ¿no es
la del té la más absurda y a la vez la más radicalmente inglesa?
El ritual del té es la culminación del absurdo inglés, la verificación, por
parte de Alicia, de que se encuentra «en un país de locos ... ». Ya se lo
había advertido el Gato de Cheshire: «Por ahí -le había dicho a la niña- vive
un Sombrerero, y en esa otra dirección, una Liebre Marcera... Da igual al que
visites... ¡Los dos están igual de locos!»
A pesar del uso particular del lenguaje, las burlas e ironías, los
juegos de palabras, la presencia de la lógica y del razonamiento, que son
características del mundo de los adultos esta novela es un clásico de la
Literatura Infantil y miles de niños de todas las épocas han escuchado
embelesados las aventuras de Alicia. ¿En qué radica el encanto de esta obra
para los chicos?
Cualquier niño en sus juegos fantasea con una mezcla de aspectos de la realidad
y además crea mundos propios, donde sus juguetes cobran vida, donde el tiempo
transcurre con un ritmo distinto, donde todo es posible con tan solo desearlo o
imaginarlo, donde sus fantasías más imposibles se hacen realidad, como las que
se van presentando en esta historia.
Película
de Tim Burton
Después de una breve introducción, la historia se traslada trece años más
tarde. Ahora, Alicia es una joven casadera (¿tiene alrededor de 20
años?) y está a punto de comprometerse con un Lord inglés, algo que no
desea en absoluto. Por ello, Alicia se escapa en la escena en que él le propone
matrimonio. Ella ve o imagina que ve al conejo blanco y decide perseguirlo volviendo
a caer en el pozo y repitiendo la historia de su sueño cuando era niña.
La trama de la película de T. Burton tiene paralelos entre la vida cotidiana de
Alicia y las relaciones de poder del país visitado en sus sueños. Alicia
aprenderá a ser ella misma a pesar de lo que opinen los demás. Al volver de su
viaje al país de las maravillas, Alicia le dice al Lord que no acepta casarse
con él. Decide integrarse a un mundo adulto que no puede rechazar, pero
sí cambiar. La Alicia de la película de Tim Burton sorprende porque
representa la emancipación de la mujer, es una ruptura del orden establecido.
Ella decide trabajar identificándose con aspectos creativos del padre.
En “Alicia en el país de las maravillas” encontramos
similitudes y diferencias con “Peter Pan, el niño que no quería crecer”,
historia que también surgió en la época victoriana, un poco más tarde. Fue obra
de teatro en 1904 y novela en 1911. James Berrie se inspiró en un niño real muy
querido por él, llamado Peter, con el que se identificaba por que ambos (Peter
y J Berrie) habían sufrido la muerte de seres queridos en su infancia.
“Nada pasa después de los 12 años que importe mucho”, dice Peter Pan
y lleva a los niños a Neverland (el país de Nunca más).
El tema del tiempo y el dolor por lo imposible de detenerlo es el conflicto que
inspira a L. Carroll y a J. Berrie, Ellos, en su vida real mantenían la
añoranza de poder seguir siendo niños y se negaban a ingresar al mundo de
los adultos. Ambos, en algunos aspectos formales actuaban como adultos, pero
buscaban la compañía de niños con los que se conectaban maravillosamente y
evitaban generalmente el encuentro con adultos.
T. Burton, en su película, le da una vuelta de tuerca personal a la nostalgia
de la infancia. Así podemos observar en el final, una metamorfosis de la
inocencia infantil a posibilidades adultas. Alicia sublima creativamente la
infancia perdida para así poder enfrentar los retos de un mundo hostil y
demente.
* arbisersara@hotmail.com
Miembro Titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina (A.P.A.)
Especialista en Niños y Adolescentes y Familias.
Ex Coordinadora del Departamento de Psicoanálisis de Niños y Adolescentes en A.P.A. en varios períodos.
Actualmente es Asesora científica de dicho departamento.
Ex Coordinadora del Departamento de Familia y Pareja en A.P.A.
Autora del libro “Familia y Psicoanálisis con niños y adolescentes” y de
numerosos artículos que se que se encuentran en la Revista de APA y en otras publicaciones.
Actualmente: Se ocupa de la divulgación de temas de psicopatología infantil y de prevención y cuidado de niños y adolescentes en los diarios y revistas, radio y televisión, con notas de divulgación de temas de psicopatología infantil y de prevención y cuidado de niños y adolescentes.
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